Estamos
con vosotras
Por
Humberto Salazar. Tras los hechos simbólicos realizados por el SAT (Sindicato
Andaluz de Trabajadores/as) el pasado 7 de agosto para denunciar las
condiciones de precariedad de millones de personas en el Estado español, en
especial las dificultades para poder alimentarse de muchas de ellas (alrededor
de 2 millones de habitantes del Estado español recibirán alimentos enviados por
la Comisión Europea), como no podía ser de otra manera, distintos agente
sociales, políticos y económicos han tomado posición.
De
manera previsible los medios de comunicación, la patronal de las grandes
superficies (ASEDAS) y el gobierno (así como los partidos “responsables”, leáse
insensibles de que millones de personas lo pasen mal y corresponsables junto a
los ricos que defienden y apoyan de nuestra situación actual), se posicionaron
desde el primer minuto en contra; sabemos que su sacrosanta propiedad privada
de los medios de producción y/o distribución está por encima del hambre o de
las mismas vidas de las personas a las que explotan. Sin embargo, aunque la
mayoría de sectores y organizaciones progresistas vieron la acción de denuncia
con buenos ojos, he constatado y no sólo en el entorno en el que me muevo, que
una gran cantidad de trabajadores (aquí incluyo trabajadores del Mercadona)
creen que aunque la situación es dramática, el “fin” no justifica los “medios”.
Podríamos decir “nada nuevo bajo el Sol”, de hecho Marx ya escribió sobre la
alienación de la clase trabajadora, que en muchos casos les lleva a
identificarse con los intereses del opresor y enfrentarse o ver como enemigo, a
la gente que sufre esta misma opresión y se organiza y se levanta contra el
status quo, el “sentido común” que establece el sistema. El objetivo de este
modesto artículo es dirigirme a estos compañeros y compañeras, los no
militantes, no organizados y no concienciados y darles argumentos que
contrapesen el bombardeo del “sentido común” de la clase dominante.
¿Cómo tratan estas grandes
superficies a sus trabajadores?
Por una
parte y aunque el sector militante lo tenga claro, hay mucha gente que piensa
que las grandes superficies crean empleo. Por ejemplo, Juan Roig, el
jefe-cacique de Mercadona se jacta de haber creado 6000 puestos de trabajo en
el período comprendido entre 2010 y 2012. Por supuesto, citar cifras sin dar
más información puede ocultar una realidad perversa, como así es. En primer
lugar hay que decir que en Mercadona, al igual que otras grandes superficies,
se cumple la máxima de la precariedad laboral en este país, no citan que además
de esos 6.000 trabajadores contrataron en ese mismo período a 3.000 empleados
más, dando una imponente cifra del 30 % de personal contratado que no ha durado
en la empresa más de 2 años. Más allá de ello, las condiciones de los
contratados, que en la mayoría de los casos no cobran ni 1000 euros, son un
acoso constante por los jefes de personal para trabajar a destajo (trabajando
más horas de las que por ley deberían cobrar), con despidos sin miramientos a
la mínima que una persona caiga enferma y que según ellos la empresa no gane
todo el dinero que tiene que ganar, etc. Ya lo dijo Roig, debemos de copiar la
cultura del esfuerzo de los trabajadores chinos, sobreexplotación, jornadas
interminables y beneficios millonarios sin contraprestación ninguna para los
grandes explotadores como él.
Más allá
de las condiciones deplorables para la gente que trabaja en las grandes
superficies, el supuesto trabajo que “crean” y cuyas características hemos
esbozado en líneas anteriores, lleva a la ruina a los pequeños establecimientos,
siendo en muchos casos negocios familiares que dependen de estos ingresos,
erosionando la cohesión y las relaciones sociales y de intercambio de los
sitios dónde se establecen, en especial en los pueblos.
Asimismo,
si ante la situación dramática que atraviesan los de abajo en este estado, a
alguno de estos trabajadores se le ocurre hacer seguimiento de alguna huelga,
son amenazados con que serán despedidos de inmediato, así actúan una empresa
que se autodenomina “familiar” con sus empleados. Como es evidente, si alguien
quiere dar un paso más allá y organizarse para luchar por sus derechos,
Mercadona, al igual que cualquier gran superficie, reprime de manera flagrante
cualquier derecho o libertad sindical.
La comida es una mercancía más…
La acción
del SAT ha dejado en evidencia lo que muchos ya sabíamos, ha puesto encima de
la mesa como el alimento es una mercancía más que se puede tirar aunque haya
mucha gente con dificultades para llenar una cesta mínima. Como saben los
trabajadores de Mercadona, diariamente los obligan a tirar miles de kilos de
comida en buen estado en todos sus establecimientos, ya que conciben que si no
los venden no tienen valor como lo que son, andamios mínimos para que los seres
humanos no mantengamos ya una vida digna,
sino la propia vida. De la misma manera, esos mismos alimentos que podrían
abastecer los comedores sociales y bancos de alimentos de este estado, paliando
la situación de desnutrición de miles de personas, no son entregados a los
empleados de los que estas grandes superficies cacarean que tanto se preocupan.
La calaña y altura moral de Mercadona y similares, llega al punto de denunciar
a una pareja de ancianos octogenarios por robar según Mercadona una lata de
anchoas.
Además,
para ti, que en muchos casos quieres poner tu granito de arena y ser un
consumidor responsable, haz de saber que estas grandes superficies importan
alimentos que se producen aquí desde tierras que se encuentran a miles de
kilómetros (no tienes más que mirar el pescado procedente del Índico en los
congelados el o la fruta de Chile), destrozando el medio ambiente de estos
lugares y destruyendo las vidas de los pequeños productores, los extranjeros y
los de aquí, que no pueden competir con una empresa que abarata costes de
cualquier forma, por encima del medio ambiente o de los seres humanos.
A modo de conclusión
Como he
dejado claro al principio, el objetivo de este artículo no era hacer un
análisis exhaustivo de las grandes superficies y sus actuaciones e impactos,
sino acercar el debate a otro nivel, a la gente que trabaja en estas grandes
superficies y que sufre en sus carnes a los mismos y a toda persona trabajadora
que aún no entiende el acto simbólico y de denuncia que el SAT ha llevado a
cabo. Personificar la acción en un grupo de personas o incluso, en una sola
(Sánchez Gordillo), es una estrategia más del sistema para alejar la lucha
social de la gente menos organizada que lo está pasando mal y conseguir, como
dijo el revolucionario afroamericano Malcolm X "Si no andáis prevenidos, los medios
de comunicación os llevarán a odiar a los oprimidos y amar a los
opresores".
Para
más información:
Sobre la situación laboral en Mercadona
Declaraciones de Roig
Sobre la comida en Mercadona y otras superficies
Humberto
Salazar es militante de En lucha