Campaña de En lucha para impulsar las acampadas y extender las ideas anticapitalistas

sábado, 25 de junio de 2011

Después del #19J: esto sólo es el principio, la lucha continua

Prácticamente un millón de personas hemos salido a la calle el 19-J en más de 50 ciudades. En Madrid y Barcelona, se encontraban en el centro algunos centenares de miles de manifestantes, después de movimientos en columnas desde barrios y poblaciones lejanas. En prácticamente todas las capitales de provincia se ha vivido una de las protestas más grandes de los últimos años. El movimiento ha mostrado, de nuevo, su capacidad de desarrollo, crecimiento y un masivo arraigo social. Más allá de la gran participación, el 19-J destaca por muchas cuestiones.


En primer lugar, la magnitud de la movilización a nivel general y, específicamente, la manifestación de Barcelona -la más grande con unas 250.000 personas-, ha significado que el movimiento ha superado de largo la ofensiva política y mediática criminalizadora después de la protesta del 15 de mayo contra la aprobación de los presupuestos en el Parlament de Catalunya. Los ataques contra el movimiento, lejos de dividirlo y ponerlo en retirada, han hecho que la gente salga a la calle. El movimiento ha resistido con éxito otro intento del poder de terminar con él.

En segundo lugar, se trata de la movilización más grande desde la huelga general del 29 de septiembre y sin ser convocada por partidos de izquierdas o sindicatos. De hecho, la manifestación en Barcelona juntó el doble de gente que la del 14 de mayo contra los recortes convocada en la misma ciudad por la mayoría de los sindicatos y toda la izquierda institucional. Esto no significa que se pueda ignorar a estas organizaciones, sin embargo, plantea hasta que punto hay una desafección de una parte importante de la sociedad hacia ellas y cómo el movimiento se ha situado como nuevo agente social de gran legitimidad.

Por último, el 19-J tiene importancia porque indica que el movimiento ha conseguido mantenerse en crecimiento a través de un largo e intenso mes de recorrido. Un mes es suficiente tiempo para ver que no se trata de un estallido puntual. La movilización ha cuajado en un enorme trabajo organizativo, con multitud de asambleas, comisiones, ideas, propuestas e involucrando a miles de activistas por todo el Estado. Aunque puedan haber subidas y bajadas, la continuidad conseguida otorga al movimiento una indudable capacidad para continuar en los próximos meses. De hecho, ya está marcada la fecha del 15 de octubre como movilización mundial, además de muchas otras convocatorias que se están gestando.

La movilización del 19-J se ha parecido, en parte, a la manifestación del 16 de marzo de 2002 en Barcelona contra la Europa del Capital y la Guerra, que sacó a 500.000 personas a la calle y donde el peso de la convocatoria estuvo en los movimientos sociales, con las organizaciones reformistas quedando relegadas al final. Pero, incluso en la actualidad, la protesta ha tenido un carácter más radical y con reivindicaciones económicas claras: el fin de los recortes, el no querer pagar la crisis y la demanda de una huelga general. Esto está haciendo que la presión hacia los sindicatos mayoritarios sea evidente. Después de la manifestación del 16 de marzo del 2002, los sindicatos mayoritarios, para no quedar marginados del ambiente de movilización social, se vieron empujados a convocar la huelga general del 20 de junio.

No sabemos lo que va a pasar. Pero no hay duda que esta presión existe hoy, y que se debe mantener y reforzar para conseguir una huelga general cuanto antes. Necesitamos pasar del poder simbólico del movimiento del 15-M al poder económico de la clase trabajadora movilizada parando la producción.

La crisis económica está lejos de solucionarse. Los problemas dentro de la Unión Europea se hacen más grandes, con las dificultades de rescatar a un país como Grecia sumido en una completa ola de lucha que encadena ya más de 13 huelgas generales en un año y medio.

La inestabilidad política y social se acentúa. El movimiento del 15-M ha servido como catalizador para expresar y articular en positivo toda la indignación y frustración acumulada. Estamos solamente al principio, la lucha continua.

Fuente: En lucha

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